jueves, 20 de noviembre de 2025

PAÍS VASCO LUCHAS DE BANDOS E HIDALGUIAS.

 

 

Vizcaya, 1489, de acuerdo con la villa de Bilbao y con el objetivo de reprimir las luchas entre oñacinos y gamboinos, el corregidor de Vizcaya, Garci López de Chinchilla, redacta unas capitulaciones de derecho penal que atribuyen la jurisdicción, con enérgicas medidas.

Las luchas entre los bandos de los Mendoza y los Gamboa ensangrientan el País Vasco durante le edad media. Se desconocen sus remotos orígenes, ya que la historia se ha mezclado en este caso con la leyenda.

Es tal el odio que se profesan ambos bandos que se enzarzan en diversos enfrentamientos por motivos de escasa importancia.

Para poner coto a esta situación, en 1379 las principales familias se encomiendan  al rey Juan I, que confirma las ordenanzas acordadas por los guipuzcoanos en junta general en Donostia (San Sebastián) febrero de 1379. 

Estas prohíben a todos los guipuzcoanos pertenecer a los bandos de Mendoza y Gamboa y que sus miembros vivan en los pueblos de Guipúzcoa, así como que combatan entre sí en aquellas tierras.

Las ordenanzas no consiguen su objetivo y prosiguen los enfrentamientos, incendios, talas y robos. En el siglo XV, los pueblos deciden unirse para hacer frente a la hostilidad que divide a las principales familias.

Los municipios nombran comisionados para que acuerden las Ordenanzas de la Hermandad en Junta General y acuden en varias ocasiones al rey de Castilla, para que las apruebe.

En 1457, Enrique IV se traslada en persona a Guipúzcoa con su ejército y destruye los castillos de los principales implicados  en las luchas que son desterrados

En 1470 Pedro de Avendaño y Juan Alonso de Múgica, cabecillas de los bandos oñacinos y gamboinos, regresan de su destierro y prosiguen con los desórdenes.

El corregidor García López de Chinchilla redacta unas capitulaciones que acaban con los bandos pero no con los banderizos.     




























 





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En 1470 Pedro de Avendaño y Juan Alonso de Múgica, cabecillas de los bandos oñacino y gamboino, regresan de su destierro y prosiguen los desórdenes.

El Corregidor Garci López de Chinchilla redacta unas capitulaciones que acaban con los bandos, pero no con los banderizos.

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