Vizcaya,
1489, de acuerdo con la villa de Bilbao y con el objetivo de reprimir las luchas
entre oñacinos y gamboinos, el corregidor de Vizcaya, Garci López de Chinchilla,
redacta unas capitulaciones de derecho penal que atribuyen la jurisdicción, con
enérgicas medidas.
Las
luchas entre los bandos de los Mendoza y los Gamboa ensangrientan el País Vasco
durante le edad media. Se desconocen sus remotos orígenes, ya que la historia
se ha mezclado en este caso con la leyenda.
Es tal el
odio que se profesan ambos bandos que se enzarzan en diversos enfrentamientos
por motivos de escasa importancia.
Para poner coto a esta situación, en 1379 las principales familias se encomiendan al rey Juan I, que confirma las ordenanzas acordadas por los guipuzcoanos en junta general en Donostia (San Sebastián) febrero de 1379.
Estas prohíben a todos los
guipuzcoanos pertenecer a los bandos de Mendoza y Gamboa y que sus miembros
vivan en los pueblos de Guipúzcoa, así como que combatan entre sí en aquellas
tierras.
Las
ordenanzas no consiguen su objetivo y prosiguen los enfrentamientos, incendios,
talas y robos. En el siglo XV, los pueblos deciden unirse para hacer frente a
la hostilidad que divide a las principales familias.
Los
municipios nombran comisionados para que acuerden las Ordenanzas de la
Hermandad en Junta General y acuden en varias ocasiones al rey de Castilla, para
que las apruebe.
En 1457, Enrique IV se traslada en persona a Guipúzcoa con su ejército y destruye los castillos de los principales implicados en las luchas que son desterrados
En 1470 Pedro de Avendaño y Juan Alonso de Múgica, cabecillas de los bandos oñacinos y gamboinos, regresan de su destierro y prosiguen con los desórdenes.
El corregidor García López de Chinchilla redacta unas capitulaciones que acaban con los bandos pero no con los banderizos.
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En 1470
Pedro de Avendaño y Juan Alonso de Múgica, cabecillas de los bandos oñacino y
gamboino, regresan de su destierro y prosiguen los desórdenes.
El
Corregidor Garci López de Chinchilla redacta unas capitulaciones que acaban con
los bandos, pero no con los banderizos.
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