Cádiz 20
de noviembre de 1500.- Cristóbal Colón llega a Cádiz encadenado por orden de
Francisco de Bobadilla. La actividad de Colón y de su hermano Diego como
gobernantes de La Española no había terminado de cuajar en una buena actuación.
Empezó la
explotación de aquellas tierras en un régimen de factoría de tono mercantilista
de trata de esclavos, y tuvo que abrirse a otras experiencias que consolidaran
más la base agrícola y ganadera sin llegar a transformarlo en un régimen de poblamiento
y regulado y definitivo de los españoles.
Desde la isla, sus enemigos mandaban cartas a España en las que le acusaban de tirano y lanzaban insidias a cerca de la posibilidad de que entregara los descubrimientos a algún personaje extranjero, además de su falta de celo ante los conversos, lo cual si era cierto. A la reina en particular a la reina en particular le indignaba el envío que hacía de esclavos indios por los que veló la soberana. Para bautizarlos (parece que por primera vez el 20 de septiembre de 1496)
El 21 de
Mayo de 1499 los Reyes Católicos nombraron juez pesquisidor a Francisco de
Bobadilla, comendador de Calatrava que debía sustituir al almirante en el
gobierno, aunque tardaron un año en enviarlo. Se ha descrito a Bobadilla como
violenta, injusto y arbitrario, pero parece difícil comprender la elección real.
El
pesquisidor llegó a Santo Domingo el 24 de agosto de 1500 y acto seguido leyó
su nombramiento como gobernador. Su primera actuación fue prender a Diego Colón,
el descubridor enterado de todo ello, se presentó en la ciudad y fue preso con
grillos, al igual que su hermano Bartolomé. Bobadilla dio la razón a los
enemigos de Colón y sometió a proceso al almirante, acusándole de tiranía y
malos tratos sin llegar a tomarle declaración
y apoderándose de sus bienes y documentos. Enseguida se embarcó hacía España a
los hermanos entregándoles en manos de Fonseca.
A bordo
se negó a que le quitasen las cadenas. Los Reyes se apenaron por lo sucedido, le
concedieron la libertad y le llamaron a Granda, diciéndole que la prisión se
había dictado en contra de su voluntad, pero sin restituirle en su cargos de
gobierno.









