Colón
abandona Portugal en la primavera de 1485, pero sin romper por completo sus relaciones con Juan II.
Acompañado
en el viaje de su hijo Diego, recala en Huelva o Palos tras abandonar Lisboa
por vía marítima, visita el convento franciscano de Santa María de la Rábida,
en aquellos tiempos era un puerto con una intensa actividad marítima y donde vivían
marinos muy expertos en las artes de la navegación.
También
se había distinguido el convento con el favor del Papa, habiendo confiado a los
monjes andaluces tareas de actividad misionera, incluidas en ellas hasta las
zonas que Portugal iba controlando en África.
Esta
visita no fue ninguna casualidad, a la que tampoco ayudaba la ruta, puesto que
se trataba de un lugar apartado, sino premeditado, aunque se han discutido los
detalles exactos.
Lo cierto
es que allí entraría en contacto con fray Antonio de Marchena, que era un
fraile al parecer astrólogo y que en los sucesos posteriores le ayudaría de una
manera incondicional.
En la
Rábida dejaría en aquel momento a su hijo de corta edad para tener las manos
libres en sus difíciles entrevistas en la Corte de Castilla.
También
se ha apuntado que tendría unas conversaciones previas con Pedro Vázquez de la
Frontera, identificado asimismo con un tal Pedro Velasco, del que se contaba
participó en el viaje de Teive por el oeste del Atlántico.
Por lo tanto, en este aspecto la ruta canaria se impondría en el descubridor para llevar a cabo un viaje más fácil hacía el oeste con tal de alcanzar las costas de China y Japón.
Por lo
tanto, en este aspecto, la ruta canaria se impondría en el descubridor para
llevar a cabo un viaje más fácil hacía el oeste con tal de alcanzar las costas
de China y Japón.


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