Europa,
en la mitología griega, fue una princesa fenicia de aquella antigua ciudad griega de
Argos, secuestrada por Zeus, de cuyo nombre se deriva el continente
europeo. Una vez la hermosa Europa, hija de Agenor rey de
Fenecía, estaba paseando por el campo
cercano a la playa, iba cantando y cogiendo flores junto a algunas ninfas,
estaban ajenas a que las estaba observando Zeus, el dios se transformó en un
blanco y hermoso toro mezclado con otras reses, mucho llamó la atención al
grupo de aquellas mujeres, tanto que Europa llegó a acercarse a aquel manso y
precioso animal ante su hermosura, alzó su mano y lo acarició.
Las
ninfas, también ajenas y alegres cogieron las flores a hicieron una corona con
la que coronaron al toro, todas siguieron cantando y jugando hasta que Europa
se montó a modo de juego sobre aquel falso toro y este salió corriendo
dejando absortas a las ninfas y haciendo que Europa se agarrase a los cuernos
para no caerse.
El toro
se echó a la mar, que cruzó a nado y a una gran velocidad dirigiéndose a la
isla de Creta.
Su padre
furioso por el rapto de su hija, dispuso que
Cadmo su hijo partiese de
inmediato para rescatar a su hermana,
prohibiéndole que no se presentara de nuevo en palacio si no era con ella.
Transcurrieron
tres días de infructuosa búsqueda de huellas o pistas, acudió al oráculo a
pedir consejo. Este así le habló: Cubre tus ojos Cadmo y sal por cualquier puerta y cuando
veas una vaca con la luna en su cara, síguela sin cesar hasta que cese su
camino.
Entonces
funda tu casa Cadmo porque esta será tu tierra.
Cadmo,
confuso por la respuesta del oráculo ya que él quería el consejo para encontrar
a su hermana, hizo lo que le dijo y
salió del templo con los ojos vendados.
Días
después mientras continuaba la búsqueda de Europa junto a sus doce compañeros, vio a la becerra con la luna dibujada y la
siguió durante tres días hasta el sitio de Beocia que se derrumbó muerta, y
allí cumplió con el oráculo, construyó
su casa a la que le llamó Cadmea.
Para
celebrar la fundación de aquello que iba a ser su ciudad, decidió hacer un
sacrificio dedicado a Atenea, entonces envió a sus compañeros a por agua al
bosque, si saber que aquel paraje estaba consagrado al dios Ares, pero todos
fueron atacados y devorados por un enorme dragón que protegía aquel lugar.
Ante la
tardanza de sus hombres Cadmo salió a su búsqueda descubriendo su trágico
final. Como buen guerrero que era vengó a
sus amigos matando al dragón, pero Zeus
envió al joven hermano de Europa a
Atenea y esta le dijo planta los dientes del dragón esta noche y verás de ellos nacer dientes de fieros guerreros, más ocúltate de
ellos pues te mataran,
Nada más
nacer se matarán entre ellos pero vence
a algunos, si así lo haces tendrás a tu merced a las mujeres y más fieles
guerreros que puedas soñar, de este modo le habló Atenea.
Así lo
hizo y surgieron de la tierra cientos de
guerreros completamente armados, eran los SPARTOI, de repente comenzaron a
luchar entre ellos hasta que solo quedaron cinco, entonces Cadmo salió a luchar
contra ellos venciendo a dos, aquellos guerreros le juraron lealtad a Cadmo y
le ayudaron a construir la muralla alrededor de Cadmia, una vez terminada la
ciudad le pusieron de nombre Tebas.
Mientras
tanto su hermana Europa había conocido ya la identidad de su raptor Zeus que la
nombró reina de Creta haciéndole cuatro
regalos, un collar hecho por Hefasto, un
autómata gigante de bronce llamado Talos, un perro que nunca soltaba a su presa
llamado Lélapeé y una jabalina que nunca erraba.
Cadmo se
quedó gobernando su ciudad pero no se había librado de la venganza de Ares. El dios de la guerra le ofreció su perdón a cambio de acceder a la
mano de su hija llamada Harmonía, este aceptó y Tebas quedó a cargo de Equión.
Cadmo
partió junto a Harmonía a Iluria en las orillas del Adriático donde fueron
transformados en serpientes y llevados a los Campos Elíseos.
Tras
llegar a Creta, Europa tuvo tres hijos engendrados por Zeus llamados Minos
Radamantis y Sarperdón.
Asterión
rey legítimo de Creta se casó con ella ya que era voluntad de Zeus que fuera
reina y adoptó a sus hijos.
Asterión
no quiso tener hijos con la que había sido una de las amantes preferidas del
dios, al contrario la trató como un padre, educó a los hijos que su mujer había
tenido con Zeus.
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