EL GRAN
INQUISIDOR TORQUEMADA
Castilla, 17 de octubre de 1483, el dominico fray Tomás de
Torquemada, es nombrado primer Inquisidor General. Nacido en Valladolid en
1420, en el seno de una familia de conversos y sobrino de Juan de Torquemada,
considerado como el más grande teólogo del siglo XV. Tomás de Torquemada fue uno de los ocho inquisidores nombrado por
el Papa Sixto IV en 1482, para
regularizar las acciones del naciente tribunal, El año siguiente es ascendido a
Inquisidor General de Castilla y de la
Corona de Aragón cargo en el que permanece durante quince años,
En 1484 promulga las
instrucciones de inquisidores, cuyos 28 artículos, aumentados
posteriormente con otros 26, confieren a la Inquisición los rasgos que la
caracterizan durante siglos,
Bajo su impulso, ésta institución se extiende por toda España, a pesar de la oposición de los Papas, que le consideran excesivamente severo y de las autoridades de la corona de Aragón, Torquemada cuenta siempre con el apoyo de los Reyes Católicos y se supone que tiene un decisivo propósito
la expulsión de los judíos, (1492). Hombre de firmes convicciones y de carácter duro y austero, procede aplicando principios entonces admitidos que siempre interpreta en su sentido más riguroso.Su objetivo es mantener la unidad religiosa de España puesta
en peligro por los falsos conversos del judaísmo. Durante su mandato más de
tres mil personas son condenadas a muerte por motivos religiosos y otras muchas
más por otras causas.
Desde 1494, su avanzada edad le impide hacerse cargo de la
dirección perteneciente a la Institución y es virtualmente sustituido por
cuatro adjuntos.
Fallece en el convento de Santo Tomás de Ávila, que él ayuda a
construir, en parte con cantidades procedentes de las confiscaciones de bienes
judaizantes.
CONVERSOS CONDENA SIN APELACIÓN
Castilla, 15 de diciembre de 1483, el rey Fernando el Católico
decreta la pena de muerte para todos aquellos conversos acusados de judaizar que
saltándose el juicio de la Santa Inquisición, apelen directamente a Roma.
Con este medida, Fernando deja claro que la Inquisición es
independiente de Roma, y que sus fallos a modo de tribunal en primera y única instancia,
son inapelables.
Los reyes utilizan la institución inquisitorial para
establecer firmemente su poder sobre sus súbditos y sustraerse del Papado en
materia religiosa.
A partir de éste momento la única vida de salvación que les
quedaba, viéndose obligados, so pena de muerte, a acatar las decisiones del
Santo Tribunal, así como someterse a todas sus decisiones y modos de
actuación.
Roma lucha denodadamente contra la voluntad del rey de la futura España Fernando el Católico, pero
no consigue nada y deja las manos libres a la Inquisición española. Con esta
medida los conversos quedan indefensos ante las denuncias anónimas que el
tribunal convierte en verdades a través de la tortura.
Los conversos intentan por todos los medios que Roma impugne
la decisión del rey, pero no lo consiguen. Viendo el peligro que sobre ellos se
cierne, muchas personas optaron por huir de Castilla.
A continuación, el rey Fernando, establece la Inquisición en los demás reinos españoles, haciendo del Santo Tribunal la primera institución centralizada bajo el poder del monarca.
Si bien al principio va contra los falsos conversos, pronto la
Inquisición actúa contra los súbditos díscolos o rebeldes a los mandatos reales.
Gracias al Santo Oficio, el centralismo penetra también en todos los
territorios de España
En diciembre de 1808 la Inquisición Española fue suprimida por el Emperador Napoleón Bonaparte, mediante los decretos de Chamartín que solo se aplicaron en la España <<afrancesada>>, mientras en la España <<patriota>>, la abolición se produjo varios años después y por las Cortes de Cádiz, concretamente el 28 de febrero de 1813.
En junio de 1814 vuelve la Inquisición a restaurarse por el rey
Fernando VII, pero el 29 de marzo de 1820 se decreta la supresión por el mismo
rey obligado por el triunfo del pronunciamiento de Riego restableciendo la
Constitución de 1812.
En julio de 1834, al inicio de la Regencia de María Cristina de
Borbón, el Gobierno liberal moderado de Francisco Martínez de la Rosa aprobó un
decreto cuya disposición primera decía <<Se declara suprimida
definitivamente el Tribunal de la Inquisición, siendo la cuarta y última
abolición de la Inquisición en España.
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