JAIME I
SOMETE MURCIA PARA CASTILLA EN EL AÑO 1266
El reino
de Murcia sublevado contra el dominio castellano, se somete a las armas de
Jaime I de Aragón. El reino de Murcia había rendido acto de vasallaje a Fernando
III de Castilla, tras la capitulación de Alcaraz en 1243.
Basándose
en estas condiciones, las tropas castellanas, al mando del Infante Alfonso, el
futuro Alfonso X, logran ocupar la ciudad de Murcia.
Pero no
todos los jefes musulmanes se mostraron de acuerdo con las condiciones pactadas
por su futuro régulo, por lo que el
infante Alfonso tuvo que llevar a cabo distintas campañas de conquista hasta
1245, con las que consiguió la rendición de diversas plazas importantes como
Lorca, Aledo y Cartagena, sin embargo a los primeros amagos de repoblación y el
intento de restaurar de la sede episcopal cartaginense, en esta primera etapa siguió
de inmediato Ibn- Ben-Hud, como sometido a vasallaje de Castilla.
En 1264 en
plena sublevación de los musulmanes del sur hispánico, y como Alfonso X tuviera
que enfrentarse con los rebeldes andaluces, el nuevo rey, no pudo hacer frente
al mismo tiempo a los problemas que presentaba el reino murciano.
Asimismo ésta
revuelta estaba apoyada por lo meriníes
africanos, con ello las complicaciones se
volvían mucho más graves, todo esto llevó a Alfonso X a solicitar la ayuda de
su suegro Jaime I que aceptó y que sugirió al rey castellano que sometiese las
revueltas de Andalucía mientras él se ocuparía de combatir a los sarracenos de
Murcia.
En la
primavera de 1265 el infante Pedro, que se encontraba en la ciudad de Valencia,
se dirigió a Murcia con una numerosa hueste que produjo en sus campos y huertas
una gran devastación, sobre todo de almendros, higueras y cítricos,
así como de enorme cantidad de árboles frutales.
En el otoño el monarca convocó a los principales barones para que se presentaran en Valencia equipados para la guerra, aunque si bien no fueron muchos los que asistieron, principalmente los aragoneses, el mismo Jaime I llegó también a Elche, luego desde Alicante llamó a sus hijos Pedro y Jaime para que le secundaran.
Desde el mismo principio e la campaña, el conquistador logró una serie de éxitos y las ciudades situadas entre Villena y Alicante pidieron negociaciones y fueron tomadas. Poco antes de presentarse ante Murcia tuvo una entrevista en Alcaraz con Alfonso X en diciembre de 1265.
A primeros
de enero del año siguiente, Murcia quedó sitiada, los asediados pidieron pronto
conversaciones y la plaza capituló a principios de febrero. Una vez sometido el
reino Jaime I lo cedería a Castilla, según los términos del acuerdo de lo
pactado.
De todos
modos y en nombre de Alfonso X el rey
aragonés favoreció la concesión de grandes señoríos a los nobles que habían
participado en la campaña, sobre todo en los heredamientos de la huerta
murciana.
En ésta
forma de actuar, Jaime I se apartó de la política que había llevado a cabo en
las conquistas de Valencia y Mallorca en donde los repartos de tierra se habían
realizado en parcelas más pequeñas y más distribuidas entre la masa de los conquistadores,
por debajo de la capa de la nobleza acudieron algunos menestrales y la mayoría de
la población islámica se quedó a cultivar unos campos que ya no eran suyos. En
Murcia se constituyó un poderoso consejo que, tras serle concedido el fuero de
Sevilla, en realidad el Fuero Juzgo, tomó amplias atribuciones y privilegios.
Se
diferenciaron cuatro partes distintas, la huerta, la montaña, el campo y la
costa ribereña del Mar Menor Mediterráneo.
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