viernes, 4 de abril de 2025

LOS DESAFIOS Y DUELOS

 

                              CRÓNICAS ANTIGUAS

 

Sevilla 1527, Se publica el anónimo Discurso contra el duelo que amplía con nuevas condenas, la ya extensa exposición de los preceptos civiles y eclesiásticos que reprueban dicho ejercicio.

La práctica del combate en duelo mediante el cual se pretendía tomar satisfacción por una ofensa o simplemente hacer una demostración de valor, persistía en España, pese a las continuas amonestaciones y prohibiciones que pesaban  sobre él desde hacía  muchísimo tiempo atrás 

Ya en el año 855, el Concilio de Valence (valencia), había condenado con la pena de muerte a todo participante en desafíos de ésta índole., además se tomaron numerosas medidas de disciplina eclesiástica.

 De nuevo el Papa Inocencio IV  prohibía ésa práctica en 1255 y todavía persistía en 1473, el Concilio de Toledo castigaba con la expulsión del seno de la iglesia a los duelistas.

De poco o de nada sirvieron los intentos de los Reyes Católicos  por poner fin a la avalancha de desafíos en España castigando a los incumplidores mediante aplicación de las normas de  una pragmática (ley), dictada en Toledo, según la cual se penaban a los que se enfrentaban a duelo y también  a sus padrinos con el destierro, la infamia y la pérdida de sus bienes. 

Por  parte Carlos I hubo de tolerar tales normas – viniendo a ser solamente como medio para vengar las injurias – aunque nunca quiso  ser  partidario de ésta medida,  porque así se lo recomendaron sus consejeros españoles.

No obstante durante el gobierno del emperador partieron repetidas iniciativas por parte de la iglesia y otras esferas sociales con el fin de frenarlos, siendo  el último monarca que concedió un <campo de honor> con su presencia, tal como preveían las leyes seculares de aquella época


La polémica en torno a los duelos, e incluso a la realización  de dichos enfrentamientos, continuaría vigente durante mucho tiempo todavía.

Un siglo después de la aparición del Discurso contra los duelos y desafíos, se publicaron los escritos por el sacerdote Luis Brochero,  quien reiteraba las críticas negativas.

Pero tampoco con este nuevo volumen de advertencias  se conseguiría concienciar a las mentes que defendían obstinadamente tales acciones



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